05 Feb MADRID CENTRAL, EL IMPACTO EN LA PERCEPCIÓN DEL ESPACIO PÚBLICO

El siglo pasado vio como las ciudades potenciaban la movilidad del vehículo privado, dando lugar a lo que se conceptualizó como “la ciudad del automóvil”. La insostenibilidad de este modelo, junto con la emergencia de otras cuestiones, como la mayor conciencia medioambiental por parte de los políticos y la ciudadanía, o la normativa procedente de la Unión Europea, están dando lugar a actuaciones que buscan reducir el número de coches circulando, sobre todo en el centro de las ciudades.
La capital española ha hecho frente a este hecho mediante la puesta en marcha de una zona de bajas emisiones denominada Madrid Central, que pretendía convertir el distrito Centro en “el pulmón de la ciudad”. Esta actuación, que tenía como fin principal reducir las emisiones de gases y partículas nocivos para la salud, ha resuelto cuestiones inherentes al proyecto que no habían sido contempladas en el mismo, pero de gran importancia como es la mejora de la calidad del espacio público en base a la reducción de la circulación de vehículos a motor en las calles del distrito Centro.

Madrid Central, a pesar de ser una de las zonas de bajas emisiones más reducida de Europa, se ha convertido en una de las más eficientes. La reducción de la presencia del vehículo en el distrito Centro, ha resuelto parcialmente alguno de los objetivos planteados en el Plan A de Calidad del Aire y Cambio Climático, pero además, ha llevado consigo una mejora de la calidad del espacio público. Al tener el vehículo a motor un papel menos primordial, se han visto alterados algunos factores relativos a la calidad del espacio público, como son la seguridad peatonal, el confort para permanecer y caminar, la protección frente al ruido, contaminación y el atractivo visual.

A la vista de los resultados obtenidos mediante una encuesta presencial, Madrid Central ha supuesto una mejora tangible de los aspectos anteriores, y de manera general en la percepción del espacio público, resultando en una medida valorada por los ciudadanos de los barrios donde se ha implementado.

«Los desplazamientos a pie son la base de la vida urbana, “ha sido el modo mayoritario de desplazamientos en las ciudades a lo largo de prácticamente toda la historia de la humanidad, constituyendo la base de la movilidad y las relaciones urbanas en ciudades con cientos de miles, o incluso, millones de habitantes”

Pozueta, J., Daudén, F. J. L., & Schettino, M. P. (2009). La ciudad paseable.

La escena urbana se ha visto alterada, mejorando el atractivo peatonal y haciendo percibir a los vecinos una escena más agradable. La medida ha repercutido en un incremento de los desplazamientos a pie y en bicicleta de manera diaria. Aunque actualmente no es muy notorio, puede que este incremento continúe en el tiempo si se siguen mejorando y potenciando estas medidas.

Madrid Central debería haber supuesto una mejora frente a la velocidad para caminar y el tiempo de espera en semáforos y pasos de peatones, pero esto no ha variado mucho. El incremento de la “turistificación” en algunos barrios del distrito ralentiza la movilidad, y el peatón se ve obligado a seguir el ritmo que marca la multitud, a pesar de poder contar ahora con más espacio dentro de la vía pública. Por otro lado los tiempos para cruzar en pasos de peatones se antojan escasos, principalmente para personas con baja movilidad, ancianos y niños, que se ven obligados a forzar sus capacidades motoras.

El peatón considera el distrito Centro como un lugar seguro frente al tráfico y los accidentes, por lo que la percepción de seguridad no se ha visto muy alterada. Cabría mencionar la inseguridad que se ha generado debido a la presencia en aceras de las nuevas alternativas de movilidad, como son los patinetes eléctricos, que todavía no han encontrado su lugar dentro de la trama urbana y se han visto obligados a invadir el espacio peatonal.

La reducción del número de vehículos que circulan por las calles se ha traducido en una reducción del nivel de ruido, convirtiendo el espacio público en un ambiente más agradable, y con mayor confort para permanecer. Este es uno de los puntos más aclamados por los ciudadanos, y en el que se ha percibido un mayor cambio.

Otro punto clave para la mejora de la calidad del espacio público es la reducción de los niveles de contaminación. Siendo este un efecto no tan tangible como el ruido, la reducción de las emisiones contaminantes ha sido notoria. Pero a pesar de estas conclusiones positivas, las encuestas evidencian que aún queda mucho camino por recorrer en el ámbito de la concienciación y de la promoción de medios más sostenibles.

Para concluir, los ciudadanos consideran que el atractivo visual del distrito ha mejorado notablemente. La presencia del vehículo en la vía pública, en especial las aglomeraciones de tráfico y la abundancia de coches aparcados generan un carácter negativo para el peatón, reduciendo el atractivo del espacio.

En definitiva, tras la implantación de Madrid Central, los ciudadanos perciben una mejora de la calidad del espacio público en base a la reducción de vehículos en circulación, haciendo este más atractivo, más humano y más cómodo.

Palabras clave:
Madrid Central, área de bajas emisiones, espacio público, vehículos a motor, percepción ciudadana.