LA TINTA DE LA ARQUITECTURA. TEXTOS DE REFERENCIA DEL SIGLO XX Y XXI. MIES VAN DER ROHE
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LA TINTA DE LA ARQUITECTURA. TEXTOS DE REFERENCIA DEL SIGLO XX Y XXI. MIES VAN DER ROHE

Mies se enmarca en el Movimiento Moderno, que surge de las Vanguardias. Tienen como objetivo la simetría, utilizando en su gran mayoría la técnica del hormigón armado, poniendo la técnica al servicio de la construcción. Rechaza reconocer los problemas de forma, solo reconoce los problemas de construcción, la forma no es el objetivo del trabajo, sino el resultado de este.

A partir de esta idea de construcción se establecen una serie de desarrollos estructurales y constructivos que definirán la nueva arquitectura, liberando la construcción de los especuladores estéticos.

Considera que no se ha sabido aprovechar las ventajas del uso del hormigón armado como material para construir edificios de vivienda, desperdiciándolo en resolver cuestiones insignificantes como es el redondeo de las esquinas. No se puede trasladar la forma de un edificio de ladrillo a uno de hormigón, el hormigón exige que se determine con precisión antes de su puesta en obra. Solo un trabajo disciplinado puede llevar a la meta.

LA PALABRA SIN ARTIFICIO. CONSTRUIR

Mies van der Rohe, Bauen, publicado en la revista G, nº2, Septiembre de 1923

No sabemos de ningún problema formal, sólo problemas constructivos.

La forma no es la meta, sino el resultado de nuestro trabajo.

La forma, por sí misma, no existe. La verdadera plenitud de la forma está condicionada, está entremezclada con la propia tarea, sí, es la expresión elemental de su solución.

La forma como meta es formalismo; y esto lo rechazamos.

Tampoco buscamos un estilo.

También la voluntad de aspirar a un estilo es formalismo.

Tenemos otras preocupaciones.

Nos interesa liberar la práctica de la construcción de los especuladores estéticos, para que vuelva a ser aquello que únicamente debería ser, es decir, construcción.

Varias veces se ha intentado introducir el hormigón armado como material para construir edificios de viviendas, aunque generalmente de manera insatisfactoria. No se han sabido aprovechar las ventajas de este material, ni se han evitado sus inconvenientes. Se creía hacer justicia al material redondeando las esquinas exteriores e interiores del edificio. Redondear las esquinas es algo completamente insignificante e incluso difícil de realizar. Evidentemente, no basta con trasladar la forma de un edificio de ladrillo a uno de hormigón armado. Creo que la ventaja principal del hormigón armado es la gran posibilidad de ahorrar material. Para ello se han de concentrar las solicitaciones estructurales en unos pocos puntos del edificio. La desventaja del hormigón armado es su poca capacidad aislante, tanto térmica como acústica. Por lo tanto, para protegerse de la temperatura exterior es necesario colocar un aislamiento adicional. La manera más sencilla de superar el inconveniente de la elevada transmisión acústica me parece que consiste en eliminar todo aquello que produce ruido; pienso en suelos de goma, puertas y ventanas correderas; pero también en dar a los espacios una gran amplitud en planta. El hormigón armado exige que se haya determinado con precisión, antes de su puesta en obra, por donde han de pasar todas las instalaciones; en este campo el arquitecto aún debe aprenderlo todo del ingeniero naval. Aunque no sea lo mejor, en los edificios construidos con ladrillo, los montadores de la calefacción y demás instalaciones pueden entrar inmediatamente después de terminada la cubierta, convirtiendo en poco tiempo la obra en ruina. Un procedimiento así es imposible en obras de hormigón armado. Aquí, sólo un trabajo disciplinado puede llevarnos a la meta.


Ni el ayer, ni el mañana, sólo el día de hoy puede plasmarse. Sólo se puede realizar esta arquitectura. Crear la forma con la esencia del problema y los medios de nuestra época.

La tecnología y la arquitectura deben estar emparentadas y crecer juntas para conseguir una arquitectura que sea verdaderamente símbolo de nuestro tiempo.

LA PALABRA SIN ARTIFICIO. ARQUITECTURA Y TECNOLOGÍA

Mies van der Rohe, Architecture and Technology, revista Arts and Architecture, nº67. 1950

Las raíces de la tecnología se encuentran en el pasado. La tecnología domina el presente y tiende al futuro.

Es un verdadero movimiento histórico, uno de los grandes movimientos que configuran y representan una época. Sólo es comparable al descubrimiento de la personalidad del hombre por los griegos, a la voluntad de poder de los romanos, y al movimiento religioso medieval.

La tecnología es mucho más que un método, constituye un mundo por sí misma. Como método es superior en casi todos los aspectos. Pero sólo allí donde se deja la tecnología sola, tal como ocurre en las gigantescas obras de ingeniería, revela su auténtica naturaleza. Allí se hace evidente que no sólo es un medio útil, sino algo por sí misma, algo que tiene un significado y una forma poderosa, de hecho es una forma tan poderosa que es difícil darle un nombre.

¿Es aún tecnología o es arquitectura? Y ésta puede ser la razón por la que ciertas personas estén convencidas de que la arquitectura quedará anticuada y será reemplazada por la tecnología. Esta opinión no se basa en una reflexión clara. Ocurre lo contrario. Allí donde la tecnología alcanza su verdadera culminación, trasciende a la arquitectura.

Es cierto que la arquitectura depende de hechos, pero su verdadero campo de actividad se encuentra en el reino del significado. Espero que comprendan que la arquitectura no tiene nada que ver con la invención de formas. No es un campo de juegos para niños, pequeños o grandes. La arquitectura es el verdadero campo de batalla del espíritu.

La arquitectura escribió la historia de las épocas y les dio nombre. La arquitectura depende de su tiempo. Es la cristalización de su estructura interna, es el lento despliegue de su forma.

Ésta es la razón por la que tecnología y arquitectura están tan estrechamente emparentadas. Nuestra verdadera esperanza es que crezcan juntas, y que algún día la una sea la expresión de la otra. Sólo entonces tendremos una arquitectura digna de su nombre: una arquitectura que sea un símbolo auténtico de nuestro tiempo.

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